Hoy, llevo un día de mierda.
Como tantos cada agosto, año tras año. Desde luego, es el peor mes de todos.
Lo aborrezco.
Hoy ha habido momentos en los que tan sólo me apetecía meterme en la cama, olvidarme del mundo y esperar a que pasaran las horas.
Pero en su lugar, me he quedado aquí, en el ordenador, viendo pasar las horas e intentando encontrar una razón para dejar esta nube deprimente que me ha rodeado hoy sin motivo alguno.
Tic. Tac. Tic. Tac...
Y cuando me estaba volviendo loca de nuevo, tecleé sin saber cómo esa dirección. Me puse a devorar de nuevo todos esos párrafos llenos de sentimientos como si de agua en un desierto se tratara.
Y aquí estoy, dandome rienda suelta de nuevo.
Porque a pesar de mi falta de ánimo de hoy, esos textos me han hecho ver la luz donde hace un momento no la encontraba. Me han hecho ver una razón. Me han hecho sonreir cual estúpida y llorar cual magdalena.
Otra vez.
Me sacaste de aquel lugar que no me hacía feliz, y cada vez que me pierdo en la inmensidad en la que estamos subidos, acudes a mi encuentro cual faro en la mar.
Te quiero, ¿Sabes?.
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