Entonces comienzas a reirte.
Pero de verdad. A carcajadas, tapándote con las manos.
Sin poder parar.
Y sonrío.
Horas antes, no sabía qué iba a pasar cuando me miraras a los ojos.
No sabía qué iba a encontrarme, no sabía qué ocurriría con nosotros...
No sabía cómo iba yo a reaccionar si ni siquiera podía enfrentarme a mi reflejo.
Ni a tu voz por el teléfono...
Entonces no puedo dejar de sonreir, y me contagias las carcajadas.
Y mientras el tren nos acerca una noche más al paraíso que supone tenerte en mi cama, nos doblamos de la risa como si fuera la primera vez que descubrimos que somos capaces de reir...
lunes, 29 de agosto de 2011
sábado, 27 de agosto de 2011
Sábado
Después de casi 7 horas de sueño me despierto.
Bien... hasta que recuerdo por qué me han dado horas tan altas de la mañana en la cama.
Recuerdo entonces la noche anterior, la cólera que me invadió y todas las cosas que pensé sobre tí.
Me doy la vuelta y me cubro con las sábanas como si ellas pudieran protegerme de mis pensamientos de la misma forma que lo hacen de la luz matutina.
Poco a poco van entrando en mi cabeza las ganas de tomar una ducha y el rugido de mi estómago me recuerda la necesidad de ingerir algo, así que salgo de mi cama y voy a la cocina. Mi perro me llama así que voy primero a atenderle y su ladrido se me clava como si en lugar de una mala noche hubiera pasado las últimas horas bebiendo cubalibres bien cargados.
Y se lleva un azote que no se merecía.
Vuelvo a la cocina pero aunque era el rugido de mi estómago lo que me hizo levantarme lo tengo cerrado y oler la comida me produce arcadas así que opto por ir al sofá.
Zapping.
Después de tres vueltas completas a los canales me quedo en un programa de cocina. Hacen una tarta bastante asquerosa con frutas pero me dan la idea. Cocinaré algo, eso siempre me relaja.
Genial, entro en una conradicción. ¿Cómo voy a cocinar si veo la comida y me encuentro mal?
Pese a todo, decido hacer un bizcocho, al menos así tendremos algo de desayuno mañana.
Tendremos.
¿Seguro?
Pienso entonces que tal vez, sólo tal vez, has tenido alguna idea bonita y hay algún tipo de mensaje esperando a que lo lea y me saque esa estúpida sonrisa que necesito esta mañana de mierda.
Enciendo el ordenador, no tengo muy claro si para ver si tuviste la idea o para mirar la receta del dichoso bizcocho ya que no la recuerdo.
Y acabo aquí, delirando, sin encontrar ninguna de las cosas que vine a buscar.
En fin... era mucho pedir.
Bien... hasta que recuerdo por qué me han dado horas tan altas de la mañana en la cama.
Recuerdo entonces la noche anterior, la cólera que me invadió y todas las cosas que pensé sobre tí.
Me doy la vuelta y me cubro con las sábanas como si ellas pudieran protegerme de mis pensamientos de la misma forma que lo hacen de la luz matutina.
Poco a poco van entrando en mi cabeza las ganas de tomar una ducha y el rugido de mi estómago me recuerda la necesidad de ingerir algo, así que salgo de mi cama y voy a la cocina. Mi perro me llama así que voy primero a atenderle y su ladrido se me clava como si en lugar de una mala noche hubiera pasado las últimas horas bebiendo cubalibres bien cargados.
Y se lleva un azote que no se merecía.
Vuelvo a la cocina pero aunque era el rugido de mi estómago lo que me hizo levantarme lo tengo cerrado y oler la comida me produce arcadas así que opto por ir al sofá.
Zapping.
Después de tres vueltas completas a los canales me quedo en un programa de cocina. Hacen una tarta bastante asquerosa con frutas pero me dan la idea. Cocinaré algo, eso siempre me relaja.
Genial, entro en una conradicción. ¿Cómo voy a cocinar si veo la comida y me encuentro mal?
Pese a todo, decido hacer un bizcocho, al menos así tendremos algo de desayuno mañana.
Tendremos.
¿Seguro?
Pienso entonces que tal vez, sólo tal vez, has tenido alguna idea bonita y hay algún tipo de mensaje esperando a que lo lea y me saque esa estúpida sonrisa que necesito esta mañana de mierda.
Enciendo el ordenador, no tengo muy claro si para ver si tuviste la idea o para mirar la receta del dichoso bizcocho ya que no la recuerdo.
Y acabo aquí, delirando, sin encontrar ninguna de las cosas que vine a buscar.
En fin... era mucho pedir.
jueves, 25 de agosto de 2011
...
Entonces no sé qué más decirte.
Escucho lo que sientes y me veo reflejada en ello, recuerdo cada una de esas espinas que la impotencia me clavó como si aún las tuviera ahí dentro a pesar de que no es así.
He sentido cada una de las cosas por las que estás pasando.
Intentas hacerte la fuerte, intentas hacer ver que las cosas van mejor de lo que van pero ambas sabemos que no es tan fácil.
No es fácil ver cómo ya no sientes nada cuando se te acerca.
No es fácil pensar que no es él quien quieres que te bese.
No es fácil hacerse a la idea de que la única manera es romperlo en pedacitos.
No es fácil aceptar que lo rechazas de todas las maneras posibles, que tu corazón se acelera más cuando piensa en volar libre que en compartir tu vuelo con él.
No es fácil sentir cosas que no quieres sentir... y de las que no te puedes librar.
Y la única solución es cortar cadenas, aunque sean cadenas que no quieres perder.
Puede que yo sea un poco ingenua, quizá simplemente sea que necesitas un poco más de esas mieles que te aturden. Quizá sea pura superficialidad.
Pero no quiero pensar eso.
Prefiero pensar que el destino te esta poniendo una prueba complicada. Prefiero pensar que Cupido apuntó mal, que bajo lo puramente carnal hay algo más profundo y que él está atado de peor forma que un loco y no puede desatarse por ser un cobarde.
Prefiero verlo así. Porque así, al menos, es bonito.
Escucho lo que sientes y me veo reflejada en ello, recuerdo cada una de esas espinas que la impotencia me clavó como si aún las tuviera ahí dentro a pesar de que no es así.
He sentido cada una de las cosas por las que estás pasando.
Intentas hacerte la fuerte, intentas hacer ver que las cosas van mejor de lo que van pero ambas sabemos que no es tan fácil.
No es fácil ver cómo ya no sientes nada cuando se te acerca.
No es fácil pensar que no es él quien quieres que te bese.
No es fácil hacerse a la idea de que la única manera es romperlo en pedacitos.
No es fácil aceptar que lo rechazas de todas las maneras posibles, que tu corazón se acelera más cuando piensa en volar libre que en compartir tu vuelo con él.
No es fácil sentir cosas que no quieres sentir... y de las que no te puedes librar.
Y la única solución es cortar cadenas, aunque sean cadenas que no quieres perder.
Puede que yo sea un poco ingenua, quizá simplemente sea que necesitas un poco más de esas mieles que te aturden. Quizá sea pura superficialidad.
Pero no quiero pensar eso.
Prefiero pensar que el destino te esta poniendo una prueba complicada. Prefiero pensar que Cupido apuntó mal, que bajo lo puramente carnal hay algo más profundo y que él está atado de peor forma que un loco y no puede desatarse por ser un cobarde.
Prefiero verlo así. Porque así, al menos, es bonito.
miércoles, 24 de agosto de 2011
Siempre me preguntaré si, de no haberte seguido hasta ese callejón aquella noche, si de haber esperado un día más...
Siempre me preguntaré qué hubiera pasado si me hubieras roto el corazón sólo un día más tarde, cuando ya no fuera posible subir a ese coche, ir a ese viaje...
Siempre me preguntaré cómo habrian sido las cosas si yo no hubiera sentido nunca esa mugre imposible de limpiar, esa asfixia, esas ganas de gritar hasta sentir que me desgarro...
Sin embargo,hoy hace más de una década de aquello.
Y me he dado cuenta de que llevo demasiado tiempo arrastrándolo y dejando que pueda conmigo.
Demasiado tiempo dejando que forme parte de mi presente.
Demasiado tiempo permitiendo que ensucie momentos bonitos.
Así que he decidido poner otro candado a esa puerta. Uno grande, del material más resistente, y con la llave más pequeña del mundo, para perderla y no encontrarla jamás.
Sé que esa mancha nunca se borrará, pero también sé que tengo el poder de hacerla menos visible.
Y pienso seguir luchando por conseguirlo.
Al igual que pienso seguir buscando esa niña que llevo dentro, esa niña inocente que secuestraste y torturaste hasta que dejó de ser niña.
Porque sé que sigue viva, en algun lugar entre los escombros de mi infancia.
Porque ni siquiera el infierno ha podido con ella.
Siempre me preguntaré qué hubiera pasado si me hubieras roto el corazón sólo un día más tarde, cuando ya no fuera posible subir a ese coche, ir a ese viaje...
Siempre me preguntaré cómo habrian sido las cosas si yo no hubiera sentido nunca esa mugre imposible de limpiar, esa asfixia, esas ganas de gritar hasta sentir que me desgarro...
Sin embargo,hoy hace más de una década de aquello.
Y me he dado cuenta de que llevo demasiado tiempo arrastrándolo y dejando que pueda conmigo.
Demasiado tiempo dejando que forme parte de mi presente.
Demasiado tiempo permitiendo que ensucie momentos bonitos.
Así que he decidido poner otro candado a esa puerta. Uno grande, del material más resistente, y con la llave más pequeña del mundo, para perderla y no encontrarla jamás.
Sé que esa mancha nunca se borrará, pero también sé que tengo el poder de hacerla menos visible.
Y pienso seguir luchando por conseguirlo.
Al igual que pienso seguir buscando esa niña que llevo dentro, esa niña inocente que secuestraste y torturaste hasta que dejó de ser niña.
Porque sé que sigue viva, en algun lugar entre los escombros de mi infancia.
Porque ni siquiera el infierno ha podido con ella.
sábado, 20 de agosto de 2011
Noche en el puente
La luna.
El rio.
El puente.
La presión de la barandilla sobre la base de mi espalda.
Tus brazos enjaulándome.
Tus ojos brillando.
Tus mejillas encendidas...
Tus palabras atascadas, los abrazos repentinos, los besos apasionados y el desvanecimiento de todo cuanto nos rodeaba.
Nuestras miradas clavadas, la suave brisa removiendo mi pelo...
Hablando de amor, de amar, de nosotros, de besos, de pasión y del tiempo.
Simplemente magnífico. Te amo.
El rio.
El puente.
La presión de la barandilla sobre la base de mi espalda.
Tus brazos enjaulándome.
Tus ojos brillando.
Tus mejillas encendidas...
Tus palabras atascadas, los abrazos repentinos, los besos apasionados y el desvanecimiento de todo cuanto nos rodeaba.
Nuestras miradas clavadas, la suave brisa removiendo mi pelo...
Hablando de amor, de amar, de nosotros, de besos, de pasión y del tiempo.
Simplemente magnífico. Te amo.
viernes, 12 de agosto de 2011
Tormenta
Sentada en el sofá no puedo evitar levantarme a abrir la ventana de par en par en el momento en que escucho el primer trueno.
Apago la lámpara y entonces sólo la luz del monitor y la que entra por la ventana cuando cae un nuevo rayo me iluminan.
El olor a tierra mojada me embriaga y la suave brisa me hace desear salir al jardin a disfrutar de esta tormenta veraniega.
Pero no lo hago y dejo que sean mis pensamientos los que me transporten en la noche.
Porque así puedo tenerte conmigo en esta oscuridad marcada por haces de luz y grandes sonidos.
Haces de luz que te iluminan y sonidos que me silencian mientras nos fundimos en la penumbra y se entremezclan tu aroma y el del barro.
Llueve con más fuerza, la tormenta se aproxima a mi ventanal, el suelo retumba y nosotros con él, la lluvia entra pero no nos toca, respeta nuestro espacio y nos refresca...
Apago la lámpara y entonces sólo la luz del monitor y la que entra por la ventana cuando cae un nuevo rayo me iluminan.
El olor a tierra mojada me embriaga y la suave brisa me hace desear salir al jardin a disfrutar de esta tormenta veraniega.
Pero no lo hago y dejo que sean mis pensamientos los que me transporten en la noche.
Porque así puedo tenerte conmigo en esta oscuridad marcada por haces de luz y grandes sonidos.
Haces de luz que te iluminan y sonidos que me silencian mientras nos fundimos en la penumbra y se entremezclan tu aroma y el del barro.
Llueve con más fuerza, la tormenta se aproxima a mi ventanal, el suelo retumba y nosotros con él, la lluvia entra pero no nos toca, respeta nuestro espacio y nos refresca...
martes, 9 de agosto de 2011
.
Abrí los ojos esta mañana y en el sopor matutino que me envolvía sólo quise dar media vuelta y encontrarme con tu pecho desnudo, apoyarme en tu calidez y dejar que acariciaras mi pelo.
Dejar que mis manos se perdieran por tu cuerpo y que mis labios fueran a su encuentro.
Que tus manos se deslizaran por mi espalda y tu aliento despertara la piel de mi cuello.
Esta mañana sólo quise abrazarte y no soltarte, hacer arder hasta la última fibra de tu ser y parar el tiempo. Olvidar el paso de los minutos y el movimiento del sol por el cielo.
Esta mañana, eché de menos tu presencia en mi cama.
Dejar que mis manos se perdieran por tu cuerpo y que mis labios fueran a su encuentro.
Que tus manos se deslizaran por mi espalda y tu aliento despertara la piel de mi cuello.
Esta mañana sólo quise abrazarte y no soltarte, hacer arder hasta la última fibra de tu ser y parar el tiempo. Olvidar el paso de los minutos y el movimiento del sol por el cielo.
Esta mañana, eché de menos tu presencia en mi cama.
lunes, 8 de agosto de 2011
Agosto II
Hoy, llevo un día de mierda.
Como tantos cada agosto, año tras año. Desde luego, es el peor mes de todos.
Lo aborrezco.
Hoy ha habido momentos en los que tan sólo me apetecía meterme en la cama, olvidarme del mundo y esperar a que pasaran las horas.
Pero en su lugar, me he quedado aquí, en el ordenador, viendo pasar las horas e intentando encontrar una razón para dejar esta nube deprimente que me ha rodeado hoy sin motivo alguno.
Tic. Tac. Tic. Tac...
Y cuando me estaba volviendo loca de nuevo, tecleé sin saber cómo esa dirección. Me puse a devorar de nuevo todos esos párrafos llenos de sentimientos como si de agua en un desierto se tratara.
Y aquí estoy, dandome rienda suelta de nuevo.
Porque a pesar de mi falta de ánimo de hoy, esos textos me han hecho ver la luz donde hace un momento no la encontraba. Me han hecho ver una razón. Me han hecho sonreir cual estúpida y llorar cual magdalena.
Otra vez.
Me sacaste de aquel lugar que no me hacía feliz, y cada vez que me pierdo en la inmensidad en la que estamos subidos, acudes a mi encuentro cual faro en la mar.
Te quiero, ¿Sabes?.
Como tantos cada agosto, año tras año. Desde luego, es el peor mes de todos.
Lo aborrezco.
Hoy ha habido momentos en los que tan sólo me apetecía meterme en la cama, olvidarme del mundo y esperar a que pasaran las horas.
Pero en su lugar, me he quedado aquí, en el ordenador, viendo pasar las horas e intentando encontrar una razón para dejar esta nube deprimente que me ha rodeado hoy sin motivo alguno.
Tic. Tac. Tic. Tac...
Y cuando me estaba volviendo loca de nuevo, tecleé sin saber cómo esa dirección. Me puse a devorar de nuevo todos esos párrafos llenos de sentimientos como si de agua en un desierto se tratara.
Y aquí estoy, dandome rienda suelta de nuevo.
Porque a pesar de mi falta de ánimo de hoy, esos textos me han hecho ver la luz donde hace un momento no la encontraba. Me han hecho ver una razón. Me han hecho sonreir cual estúpida y llorar cual magdalena.
Otra vez.
Me sacaste de aquel lugar que no me hacía feliz, y cada vez que me pierdo en la inmensidad en la que estamos subidos, acudes a mi encuentro cual faro en la mar.
Te quiero, ¿Sabes?.
domingo, 7 de agosto de 2011
7/8/01 - 9/12/04
Aquella noche me hiciste seguirte hacia un lugar apartado.
Una vez en la penumbra, me dijiste aquellas tres palabras que cambiarían nuestra amistad para siempre.
Ya te habías llevado mi primer beso, y te llevarías muchas de las primeras veces. Sin embargo, salió mal por algo que no entraba en tus cálculos.
Algo que no podías ni imaginar.
Me porté muy mal contigo, lo sé.
Tú nunca contaste con que lo que quedaba de mí eran escombros que tan sólo querían esconderse de cualquiera que intentara entrar a recomponerlos.
Nunca contaste con encontrar un corazón roto y un alma pisoteada hasta la saciedad.
No contaste con que no confiaba en nada ni nadie.
Pero sabía que no tenías la culpa de eso y aún así, yo me protegí a mí misma de la única manera que sabía.
Te hice pedazos.
Repetidas veces.
Y a pesar de todo, seguiste recomponiéndome y me enseñaste que era posible que me quisieran, y que yo podía querer también.
Más de tres años después, pusiste el punto final justo en el momento en que eras lo único que me quedaba.
Pintaste de gris mi mundo de la misma manera que yo había pintado el tuyo.
Tus sentimientos terminaron de ahogarse cuando las malas lenguas hicieron subir la marea ya crecida.
Cuando la superficialidad entró por algúna grieta de las que tenías y echó raíces.
De todos modos hoy, diez años después de aquella noche, echo un vistazo a lo que hay detrás de esa puerta ya cerrada, veo todo lo que fuimos y no puedo evitar sentirme alegre.
Alegre porque pasó, porque terminó y porque ya no formas parte de mi vida.
Gracias, E, por haber caminado conmigo, y por no seguirme más.
Una vez en la penumbra, me dijiste aquellas tres palabras que cambiarían nuestra amistad para siempre.
Ya te habías llevado mi primer beso, y te llevarías muchas de las primeras veces. Sin embargo, salió mal por algo que no entraba en tus cálculos.
Algo que no podías ni imaginar.
Me porté muy mal contigo, lo sé.
Tú nunca contaste con que lo que quedaba de mí eran escombros que tan sólo querían esconderse de cualquiera que intentara entrar a recomponerlos.
Nunca contaste con encontrar un corazón roto y un alma pisoteada hasta la saciedad.
No contaste con que no confiaba en nada ni nadie.
Pero sabía que no tenías la culpa de eso y aún así, yo me protegí a mí misma de la única manera que sabía.
Te hice pedazos.
Repetidas veces.
Y a pesar de todo, seguiste recomponiéndome y me enseñaste que era posible que me quisieran, y que yo podía querer también.
Más de tres años después, pusiste el punto final justo en el momento en que eras lo único que me quedaba.
Pintaste de gris mi mundo de la misma manera que yo había pintado el tuyo.
Tus sentimientos terminaron de ahogarse cuando las malas lenguas hicieron subir la marea ya crecida.
Cuando la superficialidad entró por algúna grieta de las que tenías y echó raíces.
De todos modos hoy, diez años después de aquella noche, echo un vistazo a lo que hay detrás de esa puerta ya cerrada, veo todo lo que fuimos y no puedo evitar sentirme alegre.
Alegre porque pasó, porque terminó y porque ya no formas parte de mi vida.
Gracias, E, por haber caminado conmigo, y por no seguirme más.
viernes, 5 de agosto de 2011
Agosto
Un mes más intento explicar lo que siento, sin éxito.
Un mes más me pides que te diga cuánto significas para mí, y no recibes respuesta.
Y odio esos dias en los que eso pasa, en los que sin saber cómo exactamente, acabamos por idiotas pasando un mal rato.
Sé que te gustaría que añadiera palabras a la manera de expresar lo que siento, pero eso implicaría poner una definición a algo que no la tiene.
Implicaría definir algo indefinible.
Definir es limitar y lo que siento por ti no tiene límites. Y nunca los tendra.
Porque es como el mar, se ve el principio pero no el final, y cada vez el horizonte es más inalcanzable.
Por eso, simplemente por eso, sólo puedo decir que lo que siento por tí es lo más grande que he sentido nunca, y espero no dejar de sentirlo.
Porque el día que lo haga, indudablemente me habré hecho más pequeña, porque lo que siento por ti me hace una mejor persona, y me hace grande.
Te quiero.
Un mes más me pides que te diga cuánto significas para mí, y no recibes respuesta.
Y odio esos dias en los que eso pasa, en los que sin saber cómo exactamente, acabamos por idiotas pasando un mal rato.
Sé que te gustaría que añadiera palabras a la manera de expresar lo que siento, pero eso implicaría poner una definición a algo que no la tiene.
Implicaría definir algo indefinible.
Definir es limitar y lo que siento por ti no tiene límites. Y nunca los tendra.
Porque es como el mar, se ve el principio pero no el final, y cada vez el horizonte es más inalcanzable.
Por eso, simplemente por eso, sólo puedo decir que lo que siento por tí es lo más grande que he sentido nunca, y espero no dejar de sentirlo.
Porque el día que lo haga, indudablemente me habré hecho más pequeña, porque lo que siento por ti me hace una mejor persona, y me hace grande.
Te quiero.
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