Hace un momento, he terminado de ver una serie de anime que llevo viendo aproximadamente desde primeros de abril.
El día que me decidí a escribir en el buscador el título de esta estupenda serie y ver el primer capítulo, ni siquiera pensaba lo que iba a acabar significando para mí.
Durante aquellos 20 minutos que duró el capítulo 1 no pude parar de reirme y eso fué lo que me enganchó. Normalmente no me gusta el manga cómico, pero la idea de las peripecias de una chica de instituto con las hormonas revolucionadas me resultó interesante, ya que normalmente son los chicos los que las tienen más a flor de piel.
Semana tras semana esperaba impaciente la llegada de esos veinte minutos, como quien espera que la comida favorita se enfríe un poco antes de hincarle el diente. Han sido días de resistir las tentaciones de verlo en inglés o directamente en japonés con tal de no esperar dos días más a que alguien con buen corazón lo subtitulara en castellano.
Sin embargo, las ganas de verlo se han ido incrementando hacia los últimos capítulos. Sentía algo en mi interior siempre que veía un capítulo nuevo.
Llámame loca, estás en tu derecho, pero sentía que esa es nuestra historia.
Y lo sabes. Nos parecemos a ellos.
Yo siento los mismos nervios a flor de piel al intentar decir las cosas que se quedan atascadas en la garganta. La misma ilusión al quedar, la misma indecisión...
Confieso que he tenido impulsos de llegar antes de la hora, no tanto como un par de horas, pero al menos media sí, y, aunque no se me pusieron mujeres embarazadas de parto, niños llorando perdidos, ni señoras con dolores de cadera, el transporte público cumplió la misma labor de retrasarme. Y te imaginé pensando "Maldita Yamada, ¿Es que no quiere verme?".
Me pongo nerviosa cuando, aunque sea por casualidad, nos rozamos o me pasas por detrás para observar peces. No quiero admitir lo que siento, por mucho que mis amigas insistan en ello, y creo que te da la sensación de que sólo pienso en sexo, ya que siempre que hablamos acaba saliendo algo.
Siento que vuelvo a ser aquella chica inocente a la que nunca han besado, y sé, que si ese día llega, temblaré. Porque una parte de mi me insitirá que eche a correr y me meta en los baños femeninos más cercanos, y me costará no hacerlo. Porque en mi cabeza sólo sonará "Kosuda me ha besado" mientras un dios malévolo susurra cosas.
Llámame loca por pensar todo ésto. A veces, sólo quiero despertar y descubrir que todo es un sueño, pero entonces me habría perdido demasiadas cosas buenas. Por eso temo que el despertador suene.
Todos tememos algo, pero vivir con miedo sólo nos imperdirá disfrutar de lo bueno que la vida puede ofrecernos.
De Yamada-chan para Kosuda-kun.
viernes, 18 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario