Tomo el autobús de vuelta a casa deseando llegar y olvidarme del planeta, tumbarme y dormir.
Sin embargo no tengo sueño, sólo ganas de llorar de la impotencia.
Impotencia de ver cómo mi trabajo no avanza. Cómo a pesar del esfuerzo sigue estancado, y va a peor.
Llegué deseando poder hablarte, contarte, y disfrutar de esa manera que tienes de sacarme sonrisas cuando creo que es imposible.
Pero en lugar de eso te encuentro igual de hundido que yo por una razón que aún desconozco.
Enciendo la radio mientras espero que vengas y el disco que hay puesto me hunde aún más en la miseria de este dia horrible pero no soy capaz de girarme a apagarlo así que apago mi cerebro sin más y me dejo llevar...
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