Abro el grifo y me sobresalto al notar las primeras gotas de agua caer sobre mi espalda desnuda.
El líquido elemento resbala y se lleva consigo la sal de aquellas lágrimas que se me escapan sin saber porqué.
El vapor inunda mis pulmones, impidiéndome respirar y recordándome esa sensación asfixiante que ya creía olvidada. Esa sensación que, muchos años atrás, me limpiaba por dentro, quemándome la piel por fuera mientras intentaba limpiar algo que sólo yo puedo ver.
No quiero que dejes de quererme.
Automáticamente una vocecilla en mi cabeza puso la puntilla. Pero pasará, y lo sabes.
Es cierto, nada dura eternamente, y sin embargo, nos hacemos esperanzas absurdas con que así será.
Y luego nos quejamos de la caida. Subimos alto, tan alto que olvidamos que todo lo que sube, baja irremediablemente.
Llorar.
Hoy, sólo quiero llorar. Porque me siento idiota.
miércoles, 27 de octubre de 2010
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6 comentarios:
se ha esfumado mi comentario.
¿alguna inconveniencia?
pacontra@gmail.com
Cual comentario? Publicalo de nuevo, a veces da error y parece publicado cuando no está.
Habrá sido un fallo.
Era muy largo y no hice ninguna copia.
Decirte que lo que escribes es muy interesante.
No me imagino cómo continuará.
recuperándolo de mis neuronas...
¿gotas? a veces, casi siempre, las apariencias engañan, nos dejamos engañar por las apariencias edulcoradas.
Lágrimas, sí son lágrimas que caen desde las tinieblas y humedecen tu pelo ¿negro azabache? para deslizarse sobre toda tu piel desnuda, envolviéndote en una doble capa, protectora por fuera, asfixiánte por dentro, como las caras de una moneda...
El temor a amar, tus miedos a perder el amor, el deseo, el deseo a amar, a elevarte para irremisiblemente caer, para volar y sucumbir como a un Ícaro, en pos de la libertad que le daban sus alas, en pos de la fatalidad que esta ansiada libertad truncó sus ilusiones. Amor, Temor, ¿Odio?, ¿Desprecio?. Pero, a pesar de todo, lo que queda y me impulsa es el AMOR.
Palabras, llenas de vida, ya no tienen ningún sentido para mi. La ilusión, la esperanza, la alegría... motor de mi vida, están huecas para mi. Media vida se me ha ido y otra media vida vaga por este mundo de tinieblas, sin ni siquiera una tenue luz que al final del túnel ilumine mi senda. Soy una sombra sin sombra. Un zombie. La vida, la Muerte, las lágrimas secas por una vida que fue pero que nunca será. Nada dura eternamente, pero, a veces... dura tan poco... Un instante, un momento de ilusiones, de alegrías que súbitamente desaparece para ocultarse en el mar de los recuerdos, este mar agridulce al que permanecemos y pertenecemos. Espejismo irreal, el actual. Pero quedan 23 años de recuerdos.
Sí, llora, llora todo lo que quieras, y más... pero nada cambia, ni nada va a cambiar, aunque llores. Y, por cierto, Los idiotas nunca lloran.
Lo intenté por segunda vez...
...y no funcionó. Se esfumó de nuevo, sin dar ningún tipo de error.
Otra vez será...
No te preocupes. No comprendo entonces lo que pasa, ¿Podría ser el tamaño del comentario?
Aquí sigues siendo bienvenido hasta con la desaparición misteriosa de comentarios =)
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