Hoy he vuelto a despertar teniéndo ese mal presentimiento que a veces me abruma.
Tras una noche en la que apenas he podido conciliar el sueño, tan tolo deseo poder permanecer bajo el edredón todo el día oculta del mundanal ruido y de la realidad, viviendo unicamente de lo que mi subconsciente pueda ofrecerme y sacando de mí esta horrible sensación.
Hoy me pregunto si ésto es real.
Hoy siento que yo pongo más empeño.
Hoy siento que estoy arriesgando para nada, siento el vacío y el temor irracional a ser rota de nuevo se apodera de mi alma mientras por otro lado una vocecilla traviesa me recuerda lo ingenua que soy.
Una vez más me recuerdo a mí misma el poder de esas dos palabras.
Dos palabras que, una vez dadas, simbolizan la entrega de lo más delicado que tenemos.
Dos palabras que pueden llenarte con la misma rapidez con la que vaciarte si de repente se ausentan.
Dos palabras que necesito escuchar sinceras de tu boca una vez más...
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