Hace un momento, por azares del destino, vi en la televisión una escena de una película que adapta un conocido best-seller literario.
Una sola escena me ha puesto los pelos de punta, me ha quitado el sueño y ha vuelto a hacer aparecer ese sudor frío que tanto odio.
De repente, no podia apartar los ojos de la pantalla.
Esposas, gritos de dolor, movimiento y agonía.
Mi madre me sacó de mi congelación momentánea, me arrastró a la cocina y nos pusimos a pensar en otra cosa.
Ella no lo sabe, ni lo sabrá nunca.
De la misma forma que nunca la estaré lo suficientemente agradecida por apartarme del televisor hace cinco minutos.
Odio que vuelva a aparecer cuando menos me lo espero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario