A veces me sorprendo de lo rápidas que pueden pasarse casi veinte horas cuando las pasas bien acompañada.
No obstante, esta vez fue distinto.
Han pasado ya seis meses desde aquella primera vez que pude contemplarte y aun así cada vez me sorprendes de una manera distinta.
Me besas, me abrazas, recorres cada milímetro de mi piel como si fuera la primera vez, dejándote llevar poco a poco por lo que yo te transmito y haciéndome querer más de esa magia que sólo tú sabes crear.
Anoche, sin embargo, mi curiosidad necesitaba ir más allá.
Necesitaba sentirte completamente. Rodearte, abrazarte... amarte.
Necesitaba unirme a ti de todas las maneras posibles.
Porque anoche todo lo que podía sentir era mi corazón queriendo salirse de mi pecho, mis ojos perdidos en los tuyos y todo el amor que te tengo luchando por explotar.
Sólo podía pensar que quiero beber de ti hasta hartarme, ahogarme entre tus brazos y ser uno contigo.
Si.. Anoche me dí cuenta de que me importas más de lo que estoy dispuesta a admitir.
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