El miedo se fue instalando en mi interior a medida que pasaban los días, y en el momento en que la sospecha se hizo real aquella tarde, no pude frenar lo que venía germinando.
¿Me querrías igual?
¿Estarías ahi conmigo?
¿Dejarías que llorara en tu hombro?
¿Me cuidarías?
Poco a poco, mis pensamientos fueron haciéndose más intensos, a la vez que yo misma disfrutaba de cada minuto contigo e intentaba, muchas veces sin éxito, no pensar en que teníamos una bomba de relojería que podría estallar en cualquier momento.
¿Me verías con los mismos ojos?
¿Se apagaría la pasión?
¿Seguiría siendo importante para tí?
¿Te cansarías?
Entonces, en los últimos días antes de la prueba definitiva, inconscientemente me alejaba de tí. Quizá intentaba protegerte, o protegerme, de todo lo que podría haber pasado.
Quizá intenté que bajáramos un poco de ese cielo en el que flotamos para no darnos tan fuerte contra el suelo.
Porque sueño con un futuro contigo, aunque lo niegue.
Porque te amo con toda mi alma y seguiré haciéndolo.
Porque soy idiota y no tengo remedio.
viernes, 14 de enero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario