1 de enero de 2010.
Tras las uvas, los besos, los abrazos y las felicitaciones a quien tienes más cerca, llegó el brindis.
Deseé al brindar que la puerta del infierno no volviera a abrirse y puse un candado en ella. Deseé que las cosas se arreglaran, que todo volviera a ser como al principio... o que todo terminara, pero estaba cansada de la monotonía y quería un cambio.
Los seis primeros meses trascurrieron sin novedad alguna, con dias grises y no tan grises, pero siempre con los mismos tonos.
Cuando quise darme cuenta, el cambio se presentó.
Con la llegada del verano, el año comenzó a ser año. Pensé por un momento que el candado que coloqué iba a romperse, que volvería a sufrir como el año anterior... pense tantas cosas, que cuando decidí dar el salto deseé volver al brindis y pedir un deseo diferente...
Esta noche, con cada campanada que suene, desaparecerá un recuerdo y pondré un candado en cada puerta, para que no vuelvan a abrirse nunca.
Esta noche, diré por fin adiós a tantas cosas que ni yo me lo creo.
Esta noche, comenzará un año marcado por los cambios del 2010.
Comenzará un año que espero que sea el primero de muchos, porque veranos como este son inolvidables, porque no hay nadie como tú, y porque este año tendrá sentido si formas parte de él.
Feliz año nuevo a todos.
viernes, 31 de diciembre de 2010
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