Al salir de la tienda abrí la bolsa, tomé entre mis dedos una palomita y me dispuse a saborearla.
Ciertamente me supo a gloria, pero el dulce me transportó atrás en el tiempo. No hace mucho que solíamos bajarnos a comprar palomitas de maiz para luego seguir nuestro camino a casa.
Recordé cómo eras capaz de acompañarme hasta allí solamente para comprar eso. Recordé cómo nos peleabamos por la más colorida de todas, y cómo buscábamos la mas dulce.
Todo aquello fue bonito, pero al igual que la primavera deja paso al invierno y los árboles se desnudan, se marchitó.
Ya en la estación, aún saboreando palomitas, miré al horizonte, y al ver esas torres una estúpida sonrisa volvió a dibujarse en mi rostro.
Porque aún puedo dibujar un destino nuevo a partir del presente.
Por muchas veces que mire atrás, por muchas veces que lo que sea que está por venir me abrume y quiera correr, por muchas veces que piense que me va a doler...
Seguiré ahí.
Porque también he recordado porqué me fijé en ti y no en cualquier otra persona, y quiero luchar por lo que siento.
Quiero pensar que no habrá más dolor, fantasear y flotar todo lo que el cielo me permita. Y quiero que flotes conmigo todo el tiempo que este sueño dure.
Arriesguémonos a amar, hagamos que lo frágil deje de serlo, porque el paraíso está al alcance de nuestras manos, sólo hay que estirarse un poco para poder agarrarlo...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario