Y me preguntaste si tenía miedo.
Si, lo tengo, siempre lo he tenido y siempre lo tendré, de unas cosas o de otras. Sin embargo, esta vez tengo miedo de que tú me tengas miedo.
De que no puedas soportar la cruda verdad de una inocencia robada.
De tener a alguien a tu lado que un dia, sin motivo aparente, rompa en llanto en medio de la noche, y al despertarla, veas el terror en sus ojos.
De que me abraces y yo te repudie y te grite que te marches.
De que me veas metida en agua hirviendo, intentando limpiar algo que no ves, porque por dentro estoy sucia.
Podría seguir, pero esta realidad no puede escribirse en unas líneas. Porque, por muchos años que pasen, siento estar en el mismo lugar que cuando aquello ocurrió.
No es entonces falta de confianza. No es que no te lo quiera contar. Es que temo que te vayas para no volver jamás.
Esta noche me permitíré hacerte caso y pensar en lo mucho que me quieres, esperando también que no desaparezca tras leer estas líneas.
Me permitiré también, si con suerte puedo, volar contigo sin que nadie nos persiga. Y besarte sin miedo a abrir los ojos y que me repudies...
domingo, 1 de agosto de 2010
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